Shunga
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TOP VENTAS: Crema para potenciar erecciones. Además, sensibiliza e intensifica el placer femenino en la penetración
Desarrollada especialmente para los hombres, la crema Dragon de Shunga consigue mejorar la resistencia, la vitalidad y la firmeza de las erecciones.
Esta crema está elaborada con una fórmula exclusiva de extractos y hierbas 100% naturales y seguros para el cuerpo. Como resultado, con una sola aplicación, se consigue dar rienda suelta a la potencia y energía del órgano masculino mientras el efecto también sensibiliza las zonas íntimas femeninass con el fin de intensificar su placer y alcanzar múltiples orgasmos.
Ideal para controlar el placer sexual. Incrementa las ganas de acariciarse y acercarse a tu pareja.
La mejor garantía de este producto recae en ser la crema estimulante más vendida desde hace años. Consumidores de todo el mundo que la han probado nos comentan que ya no practican sexo sin ella.
La crema se aplica poco antes de tener relaciones con suaves masajes sobre el glande y en los laterales del pene. Tras unos segundos se empezarán a sentir los efectos que durarán alrededor de 45 minutos tras su aplicación.
Además, una vez el hombre entra en contacto con su amante, la sensación de hielo y fuego se transmitirá para que ambos disfruten de orgasmos más intensos.
Shunga es la marca líder mundial en cosmética erótica. Sus ingredientes naturales 100% veganos fusionado con principios activos logran un gran resultado. Además, destacan por el diseño tan característico de todos sus productos.
Entrar en el mundo erótico de Shunga es viajar al pasado. Traducido literalmente, Shunga significa ‘imagen de primavera’, una manera delicada de decir ‘relaciones sexuales’ entre personas. Esta palabra se usaba para designar las pinturas eróticas japonesas del siglo XVI, XVII y XVIII, un tipo llamado ukiyo-e, que no eran otra cosa que obras sobre madera o pergamino con escenas sensuales y episodios de amor carnal, siempre elaborados con mucho cuidado y buen gusto.
El arte Shunga, aunque oculto durante siglos, marcó el principio de la industria pornográfica para la clase media nipona y sirvió durante generaciones como enseñanza para los hijos y las hijas de muchas familias.